¿Qué tan inclusiva es tu compañía? ¿Y tú?

Columna por Juan Pablo Galaz

El escenario corporativo actual está demarcado por el teletrabajo y esta nueva forma de relacionarnos, ¿pero cómo enfrentar la transición hacia la diversidad e inclusión ante este panorama?

Si bien seguimos avanzando poco a poco en convertirnos en una sociedad más justa en cuanto a diversidad e inclusión, sigue siendo común encontrar compañías en las que se vive una cultura organizacional más bien machista, incluso, a pesar de ser grandes empresas, de las cuales uno pudiese esperar mayor avance desde sus áreas de Recursos Humanos.

En la otra vereda, muchas compañías ya son verdaderos referentes en cuanto a estructuras robustas que aseguran un ambiente de seguridad y confianza para sus miembros LGBTI, así como también muchas otras aún se encuentran a medio camino, abrazando de a poco la diversidad corporativa, aunque aún sin articular internamente procesos que aseguren educación en torno a la Diversidad e Inclusión a través de capacitaciones, tanto como protocolos de acompañamiento en Transición de Género y Diversidad e Inclusión, además de Comités de Diversidad, que garanticen el respeto y dignidad de sus miembros LGBTI.

¿Por qué es esto último importante? No sólo importante, es también crucial, por ejemplo, ante el posible y real escenario en el que ingrese a la organización una persona trans. ¿Con qué herramientas desde lo organizacional, cuentan el resto de las y los colaboradores para dejar de lado la desinformación, y así concretamente garantizar y proteger la dignidad y respeto que la persona trans ansía y espera de su nuevo lugar de trabajo?

El ejercicio de empatía corporativa es crucial en este escenario, dejando de obviar el que por percibir cierto grado de diversidad en la cultura organizacional, todas y todos los miembros de la compañía cuentan con las herramientas básicas necesarias para asegurar una convivencia realmente diversa e inclusiva, especialmente ante quienes probablemente cargan consigo -lamentablemente- una larga historia de discriminación social, familiar y laboral, entre otros ámbitos importantes.

La invitación es a, en primera instancia, autoeducarnos en temas de Diversidad e Inclusión no sólo para ser mejores personas, sino también realmente empáticas, y en segunda instancia a continuar evolucionando como organizaciones hasta ser realmente inclusivas, asumiendo un rol activo al acoger, incluir y convivir con personas con todo tipo de atributos.

¿Qué tan inclusiva es tu compañía? ¿Y tú?